Un ermitaño, al ver un ratón perseguido por un cuervo, lo salva y lo cuida. Más adelante, ante sucesivas amenazas, convierte al ratón en un gato, luego en un perro y, por último, en un tigre impresionante. Cuando el ermitaño le recuerda que si es un tigre es gracias a él, el tigre piensa en matarlo. Pero el ermitaño se da cuenta y, a la vista de su falta de agradecimiento, lo convierte de nuevo en ratón y lo devuelve al bosque.